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Influye mucho en esta tendencia el cambio en las formas de vida: cada vez hay más viviendas que se destinarán al alquiler, más pisos que alternan inquilinos, más segundas residencias a las que solo se acude en vacaciones y más personas que viajan por trabajo y dejan la vivienda vacía durante largos periodos. En estas situaciones, dejar instalada una cerradura antigua, con llaves cuyo número de copias ya ni siquiera se recuerda, supone asumir un riesgo que muchas personas ya no están dispuestas a correr. Por ese motivo, cuando se realiza un cambio de inquilino, se recibe una vivienda heredada o se termina una reforma importante, resulta lógico plantearse la instalación de cerraduras dierre madrid acompañadas de una renovación completa del juego de llaves, gestionando de forma controlada quién puede entrar y quién no.